viernes, diciembre 24, 2010


¡FELIZ NAVIDAD!


Aquí, podéis escuchar a Enya cantando "Noche de Paz" en gaélico irlandés.
Tengo que decir que desconozco por completo esta lengua. Pero, bueno, gracias a un tal Google, he conseguido la letra y la traducción al español.
Espero que sea de vuestro agrado.

OÍCHE CHIÚIN
Oíche chiúin, oíche Mhic Dé,
Cách ‘na suan dís araon.
Dís is dílse ‘faire le spéis
Naíon beag, leanbh ceansa ‘gus caomh.
Críost, ‘na chodladh go sámh.
Críost, ‘na chodladh go sámh.

Oíche chiúin, oíche Mhic Dé,
Aoirí ar dtús chuala ‘n
scéal. Allelúia aingeal ag glaoch.
Cantain suairc i ngar is i gcéin.

Críost an Slánaitheoir Féin.
Críost an Slánaitheoir Féin.

TRADUCCIÓN

Noche silenciosa, noche del hijo de Dios,
todos duermen, la pareja juntos.
La pareja más fiel, mirando con esperanza
un pequeño bebé, un niño suave y apacible.

Cristo, tranquilamente dormido.
Cristo, tranquilamente dormido.

Noche silenciosa, noche del hijo de Dios,
los pastores fueron los primeros en oír el relato.
Los ángeles gritando Aleluya,
cantando amorosamente cerca y lejos.

Cristo, el salvador mismo,
Cristo, el salvador mismo.


jueves, diciembre 02, 2010



HOY TOCA GREGORIANO



VENI CREATOR SPIRITUS

Veni, Creator Spiritus,
mentes tuorum visita.
Imple superna gratia
quae tu creasti pectora.

Qui diceris Paraclitus,
Altissimi donum Dei,
fons vivus, ignis, caritas,
et spiritalis unctio.

Tu septiformis munere,
digitus paternae dexterae,
tu rite promissum Patris,
sermone ditans guttura.

Accende lumen sensibus,
infunde amorem cordibus,
infirma nostri corporis,
virtute firmans perpeti.

Hostem repellas longius,
pacemque dones protinus,
ductore sic te praevio,
vitemus omne noxium.

Per te sciamus da Patrem,
noscamus atque Filium,
teque utriusque Spiritum
credamus omni tempore.

Deo Patri sit gloria,
et Filio qui a mortuis
surrexit, ac Paraclito
in saeculorum saecula.
Amen.



SALVE REGINA
Salve, Regina, Mater misericordiae, 
vita dulcedo, et spes nostra, salve. 
Ad te clamamus, exsules filii Hevae, 
ad te suspiramus, gementes et flentes,
 in hac lacrimarum valle. 
Eia, ergo, advocata nostra,  
illos tuos misericordes oculos ad nos converte; 
et Iesum, benedictum fructum ventris tui, 
nobis post hoc exilium ostende.
 O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria. Amen.


PANGE LINGUA

Pange, lingua, gloriosi
Córporis mystérium
Sanguinísque pretiósi,
Quem in mundi prétium
Fructus ventris generósi
Rex effúdit géntium.

Nobis datus, nobis natus
Ex intácta Vírgine,
Et in mundo conversátus,
Sparso verbi sémine,
Sui moras incolátus
Miro clausit órdine.

In supremæ nocte coenæ
Recumbens cum frátribus,
Observata lege plene
Cibis in legálibus,
Cibum turbæ duodenæ
Se dat súis mánibus.

Verbum caro, panem verum
Verbo carnem éfficit,
Fitque Sanguis Christi merum,
Et, si sensus déficit,
Ad firmandum cor sincerum
Sola fides súfficit.

Tantum ergo Sacraméntum,
Venerémur cérnui:
Et antíquum documentum
Novo cedat rítui;
Præstet fides suppleméntum
Sénsuum deféctui.

Genitori Genitóque,
Laus et iubilátio;
Salus, honor, virtus quoque,
Sit et benedíctio;
Procedénti ab utróque
Compar sit laudátio.






TANTUM ERGO

Tantum ergo sacramentum
Veneremur cernui:
Et antiquum documentum
Novo cedat ritui:
Praestet fides supplementum
Sensuum defectui.
Genitori, genitoque
Laus et iubilatio,
Salus, honor virtus quoque
Sit et benedictio:
Procedenti ab utroque
Compar sit laudatio





TE DEUM

Te Deum laudamus:
te Dominum confitemur.
Te aeternum patrem,
omnis terra veneratur.

Tibi omnes angeli,
tibi caeli et universae potestates:
tibi cherubim et seraphim,
incessabili voce proclamant:

Sanctus, Sanctus, Sanctus
Dominus Deus Sabaoth.
Pleni sunt caeli et terra
majestatis gloriae tuae.

Te gloriosus Apostolorum chorus,
te prophetarum laudabilis numerus,
te martyrum candidatus laudat exercitus.

Te per orbem terrarum
sancta confitetur Ecclesia,
Patrem immensae maiestatis;
venerandum tuum verum et unicum Filium;
Sanctum quoque Paraclitum Spiritum.

Tu rex gloriae, Christe.
Tu Patris sempiternus es Filius.
Tu, ad liberandum suscepturus hominem,
non horruisti Virginis uterum.

Tu, devicto mortis aculeo,
aperuisti credentibus regna caelorum.
Tu ad dexteram Dei sedes,
in gloria Patris.

Iudex crederis esse venturus.

Te ergo quaesumus, tuis famulis subveni,
quos pretioso sanguine redemisti.
Aeterna fac
cum sanctis tuis in gloria numerari.

Salvum fac populum tuum, Domine,
et benedic hereditati tuae.
Et rege eos,
et extolle illos usque in aeternum.

Per singulos dies benedicimus te;
et laudamus nomen tuum in saeculum,
et in saeculum saeculi.

Dignare, Domine, die isto
sine peccato nos custodire.
Miserere nostri, Domine,
miserere nostri.

Fiat misericordia tua, Domine, super nos,
quem ad modum speravimus in te.
In te, Domine, speravi:
non confundar in aeternum.

Estáis listos si pensáis que voy a traducir los cánticos. Nada, nada. A estudiar la lengua del Cicerón. ¡Hala! Más latín y menos gimnasia.


miércoles, octubre 20, 2010


ALFAMA (FADO.)

Aquí tenéis un fado cantado por Amalia Rodrigues. Lo he traducido como buenamente pude.


Cuando Lisboa anochece

como un velero sin velas,

Alfama toda parece

una casa sin ventanas

donde el pueblo se enfría

Es en una buhardilla,

en el espacio robado a la pena,

donde Alfama queda encerrada

entre cuatro paredes de agua.

Cuatro paredes de llanto,

cuatro muros de angustia

que a la noche hacen el canto

que se enciende en la ciudad,

Encerrada en su desencanto,

Alfama siente la nostalgia,

Alfama no siente el fado,

siente el pueblo, la soledad,

el silencio herido.

Sabe a tristeza con pan.

Alfama no siente el fado,

pero no tiene otra canción




martes, septiembre 07, 2010


NOSTALGIA DEL PARAÍSO

Esta hermosa canción dedicada a Murcia fue compuesta por un aragonés: Francisco de Val. En ella, se describe todo el encanto de la huerta murciana. Lástima que la descripción no corresponda, hoy en día, exactamente a la realidad: los invernaderos amenazan, cada vez más, con invadir el paisaje con sus horribles plásticos, se abandonan los cultivos y se va convirtiendo el suelo dedicado a tal menester en solar para la edificación de chalets y adosados.
Aquí tenéis dos versiones: el primero, del Trío Las Vegas; el segundo, del Trío Sombras.

Bolero A Murcia

Se está vistiendo la huerta,
de oro, rubí y esmeralda,
como si fuera una novia,
la hermosa huerta murciana.
Hay sauces arrodillados,
entre naranjos en flor,
y en los almendros parece,
que al amanecer nevó.

Murcia, cachito de cielo
que Dios una tarde se dejó caer.
Y de ese cachito salió el más bonito,
el más primoroso y florido vergel.
Limoneros verdes que se vuelven de oro,
senderos de rosas se ven por doquier.
Naranjos que sueñan con marchas nupciales,
la huerta murciana parece un edén.


Camino del santuario,
santuario de la Fuensanta,
se oye un concierto de trinos,
anunciando la mañana.
El lucerito del alba,
hoy está trasnochador,
quiere ver la Romería,
antes que la vea el sol.

(Estribillo)

martes, agosto 24, 2010

LAS PALABRAS DE UN CONVERSO
Giovanni Papini fue, al principio, un ateo acérrimo. Después se convirtió al cristianismo y escribió "Historia de Cristo", una de las defensas más apasionadas que se han escrito de Jesús.
Aquí tenéis el principio de la introducción de su obra:

El autor, al que leyere.

En los últimos cincuenta años, quienes se autodenominan “espíritus libres” porque han desertado del ejército del Ergástulo, andan como locos intentando asesinar a Jesús por segunda vez: asesinarlo en el corazón de los hombres.

En cuanto les pareció que llegaba a los últimos estertores esta segunda agonía de Jesús, dieron un paso al frente los necróforos. Búfalos presuntuosos que habían asaltado las bibliotecas como si fueran establos, cerebros aerostáticos que subiendo en el globo de la filosofía les parecía tocar el cielo con las manos, profesores estimulados por fatales embriagueces de filología y metafísica, se armaron contra la Cruz, al grito de: ¡lo quiere el hombre! Algunos frívolos revoloteadores intentaron convencer, con tal fantasía que ruborizaría a la famosa Radcliffe, que la historia de los Evangelios es una leyenda que sólo podría dar pie para reconstruir una vida puramente natural de Jesús, compuesto por una tercera parte de profeta, otra de nigromante y otra de embaucador. Jesús no habría obrado milagros, a no ser la curación hipnótica de algún desequilibrado; ni habría muerto en la cruz; sino que despertó del sueño en el frío del sepulcro y se presentó con aires de misterio para convencer de que había resucitado. Otros intentaban demostrar, casi matemáticamente, que Jesús fue un mito creado en tiempos de Augusto y de Tiberio, y que los Evangelios no pasan de ser un burdo mosaico de textos proféticos. Hay algunos que presentan a Jesús como un buen hombre, formado en la escuela de los griegos y de los budistas de los esenios, pero tan exaltado y tan fantasioso, que hilvanó como pudo unos plagios para hacerse creer el Mesías de Israel. Para otros, Jesús fue un obsesivo humanitario, precursor de Rousseau y de la democracia; un hombre que para su tiempo era excelente, pero que hoy habría que llevar a la consulta de un psiquiatra. Finalmente, para terminar de una vez, hay quienes acudieron a la idea del mito y, manejando almanaques y comparaciones, llegaron a la conclusión de que Jesús jamás nació en ningún lugar del mundo.

Entonces ¿quién iba a ocupar el vacío que dejaba el gran desahuciado? Aunque la fosa era cada día más profunda, sin embargo no conseguían enterrarlo completamente.

Y aparece una banda de fanfarrones y pintureros del espíritu, dispuestos a fabricar religiones para el consumo de los irreligiosos. Durante todo el siglo XVIII las sacaron de horno a pares y por medias docenas. La religión de la Verdad, del Espíritu, del Proletariado, del Héroe, de la Humanidad, de la Patria, del Imperio, de la Razón, de la Belleza, de la Naturaleza, de la Solidaridad, de la Antigüedad, de la Energía, de la Paz, del Dolor, de la Piedad, del Yo, del Futuro, y así sucesivamente. Algunas no eran sino refundiciones de un Cristianismo desmochado y deshuesado, de un Cristianismo sin Dios; las más eran políticas o filosóficas, que intentaban trocarse en místicas. Pero eran pocos los fieles y flaco su entusiamso. Aquellas heladas abstracciones, aunque sostenidas a veces por intereses sociales o por pasiones literarias, no llenaban los corazones de que se había querido desarraigar a Jesús.

Se intentó entonces barajar simulacros de religiones que tuviesen algo mejor que las otras, lo que los hombres buscan en la religión. Los Francmasones, los Espiritistas, los Teósofos, los Ocultistas, los Cientifistas, creyeron haber iencontrado el sustitutivo infalible del Cristianismo. Pero estas mezcolanzas de mohosas supersticiones y de cabalística cariada; estos guisados de insípido racionalismo y de ciencia fracasada, de simbolismo simiesco y de humanitarismo avinagrado; estos zurcidos mal hechos de budismo de exportación y de Cristianismo traicionado, contentaron a unos miles de mujeres ociosas, de asnos en dos pies, de condensadores de vacío y pare usted de contar.

Mientras, se estaba preparando un nuevo Anticristo, entre un presbiterio alemán y una cátedra suiza. “Jesús ha mortificado a los hombres – dijo el tal, descendiente de los Alpes al sol -; el pecado es hermoso; es bella la violencia; es bello todo lo que halaga la vida; Y Zaratustra, después de arrojar al Mediterráneo los textos griegos de Leipzig y los libros de Maquiavelo, inició una danza a los pies de una estatua de Dionisio, con la gracia que puede tener un alemán hijo de un pastor luterano, y que acababa de llegar de una cátedra helvética. Sin embargo, aunque sus cantos eran dulces al oído, jamás logró explicar qué es esa adorable Vida a la que pretendía sacrificar un elemento tan vivo en el hombre como es la necesidad de domar los propios instintos de bestia. Ni pudo demostrar que Cristo, el verdadero Cristo del Evangelio, se opone a la vida, precisamente Él, que vino a hacerla más elevada y más dichosa. Y el pobre Anticristo, ya rayando la locura, estampó la firma a su última carta: “El Crucificado”.

lunes, julio 05, 2010
















¿CONTENIDO INADECUADO?

El contenido de este vídeo,titulado "desarrollo fetal" y que es una adaptación de la película francesa "La Odisea de la Vida" para ser utilizada en talleres prenatales, ha sido calificado de inadecuado por la comunidad de Youtube, como se indica cuando quiere uno visualizarlo:

"Es posible que el contenido de este vídeo o grupo resulte inadecuado para algunos usuarios tal y como lo ha marcado la comunidad de Youtube. Para ver este vídeo o grupo debes verificar que tienes al menos 18 años de edad. Para hacerlo, accede a tu cuenta o registrate."
(Eso es lo que dice Youtube. No me invento nada.)
La verdad es que algunos se han vuelto "muy sensibles". Eso sí, entre "los muy sensibles los hay quienes no tienen ningún empacho en afirmar que el hecho de destrozar, descuartizar, quemar, envenenar a un ser humano indefenso e inocente antes de nacer es una opción legítima de toda mujer que vaya a ser madre

¡TIENE NARICES LA COSA!
Por cierto, ¿qué demonios es eso de la Comunidad de Youtube?

viernes, mayo 28, 2010

MANIPULA, TERGIVERSA, CALUMNIA. QUE ALGO QUEDA.

Verdaderamente, es algo repugnante a lo que pueden llegar algunos medios de comunicación cuando se trata de tirar basura contra la Iglesia.
El pasado Viernes Santo, en la Basílica del Vaticano, el Padre Raniero Cantalamessa pronunció una homilía, en la que, haciendo una reflexión sobre la violencia y condenando, especialmente, la ejercida por algunos hombres contra las mujeres, lee, hacia el final del sermón, parte de la carta de un amigo judío en la que manifiesta su disgusto por los ataques indiscriminados que está sufriendo el Papa y toda la Iglesia y en la que se lamenta que se pase de la culpa individual de algunos sacerdotes a culpabilizar a todo el colectivo. Su amigo judío le comentaba que este paso de la culpa individual a la colectiva le recordaba los aspectos más detestables de antisemitismo. Pues bien, el Pais.com, ni corto ni perezoso, coge la tijera, corta por donde quiere y le hace decir al predicador lo que, realmente no dijo. "No hay peor ciego que el que no quiera ver". Y añado yo: Hay otro peor todavía, el que se empeña en ver sólo lo que quiere ver.

Aquí está la homilía del Viernes Santo:
“Teniendo, pues, tal Sumo Sacerdote que penetró los cielos, Jesús, el Hijo de Dios”: así empieza el pasaje de la Carta a los Hebreos que hemos escuchado en la segunda lectura. En el Año Sacerdotal, la liturgia del Viernes Santo nos permite remontarnos a la fuente histórica del sacerdocio cristiano.

Esta es la fuente de las dos realizaciones del sacerdocio: la ministerial, de los obispos y de los presbíteros, y la universal de todos los fieles. También esta de hecho se funda en el sacrificio de Cristo que, dice el Apocalipsis, “Al que nos ama y nos ha lavado con su sangre de nuestros pecados, y ha hecho de nosotros un Reino de Sacerdotes para su Dios y Padre” (Ap 1, 5-6). Es de vital importancia por ello entender la naturaleza del sacrificio y del sacerdocio de Cristo porque es de ellos de donde sacerdotes y laicos, de forma distinta, debemos buscar la impronta e intentar vivir sus exigencias.

La Carta a los Hebreos explica en qué consiste la novedad y la unicidad del sacerdocio de Cristo, no sólo respecto al sacerdocio de la antigua alianza, sino, como nos enseña hoy la historia de las religiones, respecto a toda institución sacerdotal incluso fuera de la Biblia. “Cristo como Sumo Sacerdote de los bienes futuros [...] penetró en el santuario una vez para siempre, no con sangre de machos cabríos ni de novillos, sino con su propia sangre, consiguiendo una redención eterna. Pues si la sangre de machos cabríos y de toros y la ceniza de vaca santifica con su aspersión a los contaminados, en orden a la purificación de la carne, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto a Dios vivo!” (Hb 9, 11-14).

Cualquier otro sacerdote ofrece algo fuera de sí, Cristo se ofreció a sí mismo; cualquier otro sacerdote ofrece víctimas, ¡Cristo se ofreció como víctima! San Agustín recogió en una fórmula célebre este nuevo tipo de sacerdocio en el que sacerdote y víctima son la misma cosa: Ideo sacerdos, quia sacrificium: sacerdote porque víctima [1].

En 1972 un conocido pensador francés lanzaba la tesis según la cual “la violencia es el corazón y el alma secreta de lo sagrado” [2]. De hecho, en el origen y en el centro de toda religión está el sacrificio, y el sacrificio comporta destrucción y muerte. El periódico Le Monde aplaudía la afirmación, diciendo que ésta hacía de aquel año “un año que marcar con asterisco en los anales de la humanidad”. Pero ya antes de esta fecha, este experto se había vuelto a acercar al cristianismo, y en la Pascua de 1959 había hecho pública su “conversión”, declarándose creyente y volviendo a la Iglesia.

Esto le permitió no detenerse, en los estudios sucesivos, en el análisis del mecanismo de la violencia, sino señalar también cómo salir de él. Muchos, por desgracia, siguen citando a René Girard como aquel que denunció la alianza entre lo sagrado y la violencia, pero no dicen una palabra sobre el Girard que señaló en el misterio pascual de Cristo la ruptura total y definitiva de esta alianza.

Según él, Jesús desenmascara y rompe el mecanismo del chivo expiatorio que sacraliza la violencia, haciéndose él, inocente, la víctima de toda la violencia[3]. Cristo no vino con la sangre de otro, sino con la suya propia. No puso sus propios pecados en los hombros de los demás – hombres o animales – sino que puso los pecados de los demás sobre sus propios hombros: “sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo” (1 Pe 2, 24).

El proceso que lleva al nacimiento de la religión se invierte respecto a la explicación que Freud había dado de él. En Cristo, es Dios quien se hace víctima, no la víctima (en Freud, el padre primordial), que una vez sacrificada, es elevada a continuación a la dignidad divina (el Padre de los cielos). Ya no es el hombre el que ofrece sacrificios a Dios, sino Dios quien se “sacrifica” por el hombre, entregando a la muerte por él a su Hijo unigénito (cf. Jn 3,16). El sacrificio ya no sirve para “aplacar” a la divinidad, sino más bien para aplacar al hombre y hacerle desistir de su hostilidad hacia Dios y el prójimo.

¿Se puede, por tanto, seguir hablando de sacrificio, a propósito de la muerte de Cristo y por tanto de la Misa? Durante mucho tiempo el experto rechazó este concepto, considerándolo demasiado marcado por la idea de violencia, pero después acabó por admitir su posibilidad, con la condición de ver, en el de Cristo, un nuevo tipo de sacrificio, y de ver en este cambio de significado “el hecho central en la historia religiosa de la humanidad”.

Visto a esta luz, el sacrificio de Cristo contiene un mensaje formidable para el mundo de hoy. Grita al mundo que la violencia es un residuo arcaico, una regresión a estadios primitivos y superados de la historia humana y – si se trata de creyentes – de un retraso culpable y escandaloso en la toma de conciencia del salto de calidad realizado por Cristo.

Recuerda también que la violencia es perdedora. En casi todos los mitos antiguos la víctima es el vencido y el verdugo el vencedor. Jesús cambió el signo de la victoria. Ha inaugurado un nuevo tipo de victoria que no consiste en hacer víctimas, sino en hacerse víctima. Victor quia victima, vencedor porque víctima, así define Agustín al Jesús de la cruz[4].

El valor moderno de la defensa de las víctimas, de los débiles y de la vida amenazada nació sobre el terreno del cristianismo, es un fruto tardío de la revolución llevada a cabo por Cristo. Tenemos la prueba contraria. Apenas se abandona (como hizo Nietzsche) la visión cristiana para devolver a la vida la pagana, se pierde esta conquista y se vuelve a exaltar “al fuerte, al poderoso, hasta su punto más excelso, el superhombre”, y se define a la cristiana “una moral de esclavos”, fruto del resentimiento impotente de los débiles contra los fuertes.

Por desgracia, sin embargo, la misma cultura actual que condena la violencia, por otro lado, la favorece y exalta. Se rasgan las vestiduras frente a ciertos actos de sangre, pero no se dan cuenta de que se les prepara el terreno con lo que se anuncia en la página de al lado del periódico o en el programa siguiente de la televisión. El gusto con el que se insiste en la descripción de la violencia y la competición en quién es el primero y el más crudo al describirla, no hacen sino favorecerla. El resultado no es una catarsis del mal, sino una incitación a él. Es inquietante que la violencia y la sangre se hayan convertido en uno de los ingredientes de mayor reclamo en las películas y en los videojuegos, que sean atraídos por ella y que se diviertan mirándola.

El mismo experto recordado antes puso de manifiesto la matriz de la que se inicia el mecanismo de la violencia: el mimetismo, esa connatural inclinación humana a considerar deseable las cosas que desean los demás, y por tanto, a repetir las cosas que ven hacer a los demás. La psicología del “rebaño” es la que lleva a la elección del “chivo expiatorio” para encontrar, en la lucha contra un enemigo común – en general, el elemento más débil, el distinto – una cohesión totalmente artificial y momentánea.

Tenemos un ejemplo en la actual violencia de los jóvenes en el estadio, en el acoso escolar y en ciertas manifestaciones callejeras que dejan tras de sí ruina y destrucción. Una generación de jóvenes que ha tenido el rarísimo privilegio de no conocer una verdadera guerra y de no haber sido nunca llamados a las armas, se divierte (porque se trata de un juego, aunque estúpido y a veces trágico) a inventar pequeñas guerras, empujados por el mismo instinto que movía a la horda primitiva.

Pero hay una violencia aún más grave y difundida que la de los jóvenes en los estadios y en las plazas. No hablo aquí de la violencia sobre los niños, de la que se han manchado desgraciadamente también elementos del clero; de esa se habla ya bastante fuera de aquí. Hablo de la violencia sobre las mujeres. Esta es una ocasión para hacer comprender a las personas y a las instituciones que luchan contra ella que Cristo es su mejor aliado.

Se trata de una violencia tanto más grave en cuanto que tiene lugar al abrigo de los muros del hogar, sin que nadie lo sepa, cuando no incluso se justifica con prejuicios pseudo-religiosos y culturales. Las víctimas se encuentran desesperadamente solas e indefensas. Solo hoy, gracias al apoyo y al aliento de muchas asociaciones e instituciones, algunas encuentran la fuerza de salir al descubierto y de denunciar a los culpables.

Mucha de esta violencia tiene trasfondo sexual. Es el macho que cree demostrar su virilidad cebándose contra la mujer, sin darse cuenta de que está demostrando solo su inseguridad y cobardía. También hacia la mujer que se ha equivocado, ¡qué contraste entre la actuación de Cristo y la que aún tiene lugar en ciertos ambientes! El fanatismo invoca la lapidación; Cristo, a los hombres que le presentaron a una adúltera, responde: “quien de vosotros esté sin pecado, que le lance la primera piedra” (Jn 8, 7). El adulterio es un pecado que se comete siempre en dos, pero por el cual uno solo ha sido (y en algunas partes del mundo lo es todavía) castigado.

La violencia contra la mujer no es nunca tan odiosa como cuando se produce allí donde debería reinar el respeto y el amor recíprocos, en la relación entre marido y mujer. Es verdad que la violencia no es sólo de una parte, que se puede ser violentos también con la lengua y no solo con las manos, pero nadie puede negar que en la gran mayoría de los casos la víctima es la mujer.

Hay familias donde aún el hombre se considera autorizado a levantar la voz y las manos sobre las mujeres de la casa. Mujeres e hijos viven a veces bajo la constante amenaza de la “ira de papá”. A estos tales habría que decirles amablemente: “Queridos compañeros hombres, creándonos varones, Dios no ha pretendido darnos el derecho de enfadarnos y dar puñetazos en la mesa por cualquier pequeñez. La palabra dirigida a Eva después de la culpa, 'Él (el hombre) te dominará' (Gn 3,16), era una amarga previsión, no una autorización”.

Juan Pablo II inauguró la práctica de las peticiones de perdón por los errores colectivos. Una de ellas, entre las más justas y necesarias, es el perdón que una mitad de la humanidad debe pedir a la otra mitad, los hombres a las mujeres. Ésta no debe quedarse en genérica y abstracta. Debe llevar, especialmente a quien se profesa cristiano, a gestos concretos de conversión, a palabras de perdón y de reconciliación dentro de las familias y de la sociedad.

El pasaje de la Carta a los Hebreos que hemos escuchado prosigue diciendo:”El cual ofreció en los días de su vida mortal ruegos y súplicas con poderoso clamor y lágrimas al que podía salvarle de la muerte”. Jesús conoció en toda su crudeza la situación de las víctimas, los gritos sofocados y las lágrimas silenciosas. Verdaderamente, “no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas”. En cada víctima de la violencia, Cristo revive misteriosamente su experiencia terrenal. También a propósito de cada una de ellas dice: “A mi me lo hicisteis” (Mt 25, 40).

Por una rara coincidencia, este año nuestra Pascua cae en la misma semana que la Pascua judía, que es la antepasada y la matriz en la cual se formó. Esto nos empuja a dirigir un pensamiento a los hermanos judíos. Ellos saben por experiencia qué significa ser víctimas de la violencia colectiva, y también por esto están dispuestos a reconocer sus síntomas habituales. He recibido en estos días la carta de un amigo judío y, con su permiso, comparto aquí una parte. Decía:

“Estoy siguiendo con disgusto el ataque violento y concéntrico contra la Iglesia, el Papa y todos los fieles por parte del mundo entero. El uso del estereotipo, el paso de la responsabilidad y la culpa personal a la colectiva me recuerdan los aspectos más vergonzosos del antisemitismo. Deseo por tanto expresarle a usted personalmente, al Papa y a toda la Iglesia mi solidaridad de judío de diálogo, y de todos aquellos que en el mundo judío (y son muchos) comparten estos sentimientos de fraternidad. Nuestra Pascua y la vuestra tienen indudables elementos de alteridad, pero viven ambas en la esperanza mesiánica que seguramente nos reunirá en el amor del Padre común. Le auguro por ello a usted y a todos los católicos Buena Pascua”.

Y también nosotros católicos auguramos a los hermanos judíos Buena Pascua. Lo hacemos con las palabras de su antiguo maestro Gamaliel, incorporadas al Seder pascual judío y de ahí pasadas a la más antigua liturgia cristiana:

“Él nos hizo pasar
de la esclavitud a la libertad,
de la tristeza a la alegría,
del luto a la fiesta,
de las tinieblas a la luz,
de la servidumbre a la redención.
Por ello decimos ante Él: ¡Aleluya!”[5].


[Traducción del italiano por Inma Álvarez]

[1] S. Agustín, Confesiones, 10,43.
[2] Cfr. R. Girard, La violence et le sacré, Grasset, París 1972.
[3] M. Kirwan, Discovering Girard, Londres 2004.
[4] S. Agustín, Confesiones, 10,43.
[5] Pesachim, X,5 y Melitón de Sardes, Homilía pascual,68 (SCh 123, p.98).

Y aquí está la información "serena e imparcial" del Pais.com:

El predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, comparó este viernes los ataques al Papa y a la Iglesia católica por los abusos sexuales de clérigos a menores con el antisemitismo. Durante el oficio de Viernes Santo en la Basílica de San Pedro, en presencia de Benedicto XVI y de miles de fieles llegados al Vaticano, el religioso franciscano también equiparó las agresiones contra menores con la violencia de género. Esta es la última respuesta oficial del Vaticano ha una serie de escándalos que les han puesto en una situación ciertamente complicada.

"Junto con la violencia sobre los niños, de la que se han manchado desgraciadamente no pocos miembros del clero, hay otra igual de grave, la violencia contra la mujer, que se desarrolla dentro de los muros domésticos, a escondidas de todos y que muchas veces viene justificada con prejuicios pseudoreligiosos y culturales", denunció Cantalamessa. Por ello insistió en que "los hombres tienen que pedir perdón a las mujeres", que fue precisamente el título que eligió para su homilía.

El sacerdote denunció que la sociedad actual es muy dada a condenar la violencia y a la vez favorecerla y exaltarla. Así, señaló que mientras la sociedad se rasga las vestiduras ante ciertos hechos de sangre, no da importancia a que en los medios de comunicación describan con precisión hechos de violencia y se publiciten películas y videojuegos violentos. También habló de la violencia entre jóvenes, aunque insistió en que existe una violencia "aún más grave" que la anterior, la violencia contra la mujer, "las víctimas se encuentran desesperadamente solas e indefensas y mucha de esa violencia tiene un móvil sexual"

Cantalamessa subrayó que los hombres actúan al contrario que Cristo, quien cuando le presentaron a la mujer adúltera dijo: "Quien esté libre de pecados tire la primera piedra". "El adulterio es un pecado que se comete siempre entre dos, pero sólo y siempre, y todavía en algunos países, es castigado uno, la mujer".

El predicador de la Casa pontificia también condenó los casos de abusos sexuales por parte de sacerdotes a niños y desveló durante el oficio una carta que le había enviado un amigo judío. En ella, éste le expresa su "disgusto" por el "ataque concéntrico" contra el Papa y la Iglesia. "El uso del estereotipo, echar las culpas personales a una colectividad, me recuerdan los aspectos más vergonzosos del antisemitismo", leyó en voz alta Cantalamessa de la carta.

De momento, el Papa no se ha referido al caso de los abusos sexuales a menores, aunque el Vaticano ha lanzado una campaña en su defensa ante los medios de comunicación y prepara ya su posible defensa legal ante las autoridades de EE UU. De esta manera, el Vaticano sigue adelante con su estrategia de evasión de responsabilidades y tratando de no debatir temas directamente relacionados con estos abusos como el del celibato.


miércoles, mayo 19, 2010

PEDRO CALDERÓN DE LA BARCA.
LA VIDA ES SUEÑO.
Versión televisiva. De cuando la tele era en blanco y negro.
(Ya veréis como van a acudir algunos progresoides de salón
y van a decir que estoy hecho un facha de mucho cuidado.)




Segismundo:
 
Es verdad; pues reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición
por si alguna vez soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive sueña
lo que es hasta dispertar.
Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte (¿desdicha fuerte!);
¿que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte!
Sueña el rico en su riqueza
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende;
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.
Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¡Qué es la vida? Un frenesí.
¡Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.


Segismundo:

¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!
Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así
qué delito cometí
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido.
Bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor;
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.

Sólo quisiera saber
para apurar mis desvelos
(dejando a una parte, cielos,
el delito de nacer),
qué más os pude ofender
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
qué yo no gocé jamás?

Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?

Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas,
apenas signo es de estrellas
(gracias al docto pincel),
cuando, atrevida y crüel
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto;
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?

Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas,
y apenas, bajel de escamas,
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?

Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas, sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad
del campo abierto a su huida;
¿y teniendo yo más vida
tengo menos libertad?

En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna hecho,
quisiera sacar del pecho
pedazos del corazón.
¿Qué ley, justicia o razón,
negar a los hombres sabe
privilegio tan süave,
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?

...Y sigue el vídeo.

Ahora, cuando algún joven quiere dedicarse a la escena, casi seguro que lo ponen a hacer expresión corporal y otras bobadas. Pero ¡Qué diferencia con el saber estar, el saber transmitir el personaje, la dicción de los actores de antaño!


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Soy cristiano. Creo en Dios.

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¡Viva el aceite de oliva!

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La Virgen de las Maravillas; Patrona de Cehegín

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Talla del siglo XVIII; de mano del escultor napolitano, Nicolas Fumo

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