Calígula: ¿Qué estas bebiendo, Mereya?
Mereya: Es para el asma, Cayo.
Calígula: No. Es un antídoto.
Mereya: No, Te aseguro que no, Cayo. Te burlas de mí. (se sonríe.)
Todas las noches tengo sofocos. Hace ya mucho tiempo que me estoy tratando.
Calígula: Así que tienes miedo a que te envenenen
Mereya: Es… es el asma.
Calígula: ¡No! Llamemos a las cosas por su nombre. Temes que yo te envenene, sospechas de mí, me espías.
Mereya: ¡Por todos los dioses, Cayo!
Calígula: Sospechas de mí. En cierto modo, no te fías de mí
Mereya: ¡Cayo!
Calígula: ¡Contesta! Si tomas un antídoto, es porque me atribuyes la intención de envenenarte.
Mereya: Sí, digo… no (corrigiéndose enseguida.)
Calígula: Y desde el momento en que crees que pienso envenenarte, tú haces lo posible para oponerte a mi voluntad. Son dos crímenes y una alternativa a la que no escaparás. O yo no quería envenenarte y tus sospechas contra mí, tu emperador, son injustas; o quería, y tú, gusano, te opones a mi proyecto ¡eh, Mereya! ¿Qué opinas de mi lógica?
Mereya: Que es…rigurosa, pero que no hace al caso.
Calígula: Y tercer crimen: me tomas por un necio. ¡Siéntate y entérate bien! ¡Sentaos todos!
De esos tres crímenes, sólo uno te honra: el segundo, porque desde el momento en que crees que pienso envenenarte el que te opongas implica que te revelas. Hay en ti un cabecilla, un revolucionario.
(Tiembla Mereya.)
No, no no, no, Si eso me gusta. Ja, ja, ja ja. ¡Mereya! Yo te quiero mucho. Por eso, haré que se te condene sólo por el segundo crimen. No por los otros. Morirás con hombría, por haberte revelado. No, no, no no. No me des las gracias, no, no, no. Si es natural. (Se saca un frasco.)
Toma. Bébete ese veneno. ¡Vamos, vamos!
(Tiembla Mereya, después huye, Calígula lo persigue y le hace beber el veneno a la fuerza.)
7 comentarios:
Clavadito a ZP.
He ahí un sádico como satanás.
El retorcimiento de Cayo es notable.
Bueno, Vicens. Los hay muy malos, pero seguro que tú no eres uno de ellos. Petons.
;O)
Interesante post Vicente, besoos amigo, gloria
De Camus, he leído La Peste y L'Étranger, este se traduce como el extranjero, aunque yo prefiero la tercera acepción del Dicionario Larouse: Différent, isolé extraño, (extra -ña) ,
être étranger à qqch insensible à ser insensible a algo, extérieur à ser ajeno a algo,
La versión PDF de Calígula esta en:
http://xoomer.virgilio.it/sladethunder/OB_TE/Caligula.pdf
Os propongo leerlo, y comentarlo solo son 45 pags.
Darío
Felicitas,
Pues no. No tengo esos malos instintos. Lo cual no quiere decir que sea perfecto y que no cometa, de cuando en cuando, alguna trastada. Pero, por lo menos no he tratado de envenenar a nadie.
Un beso muy grande.
Gloria,
Gracias. Me alegro que te parezca interesante el post. Un beso muy grande también para ti.
diariodario,
Muchas gracias por la versión PDF de Calígula. Comentarlo llevaría su tiempo. Hay que tener en cuenta que lo que se retrata en este personaje es la libertad llevada a su máximo extremo. Sin cortapisas morales. Lo cual no quiere decir que eso esté bien ni que no haya que evitarlo. Todo lo contrario. Anteriormente, había decidido decretar una calamidad. Mañana habrá hambre, dice. O sea, un angelito.
Pero ¿qué es lo que quería, en definitiva, Calígula? La luna.
Si el tema es complejo, por dos razones. El autor Camus y el personaje, Camus que por cierto era hijo de una menorquina. Es desde su posición de (pieds-noirs)-francés de Argelia- una peculiar síntesis de lo mediterráneo. Para mi en Calígula se trata del delirio del poder, es un síndrome que padecen muchos políticos. En España sin ir mas lejos los delirios bélicos de la segunda etapa Aznar y la borrachera de Zp empecinado con su modelo económico y social inviable. Antes de bajar de su delirio sacrificará a Garzón (es difícil que después de la que se está montando este señor quede apto para ejercer la judicatura) Atacar al Tribunal Supremo, ser un Maquiavelo de segunda y hacer todo el ruido posible para tapar sus desvarios.
Calígula es la representación teatral de ese delirio. El problema es. Como nos libramos de ellos, como salir de Guatemala sin caer en guatepeor.
¿La única solución es asesinar al tirano? Me resisto a creerlo.
Darío
diariodario,
Suele suceder que, cuando se ha asesinado al tirano, el que ocupa el poder también se convierte en tirano. En democracia podemos expulsarlos de forma incruenta. (A pesar de los fallos que pueda tener.)
Lo malo es que el que entra de nuevo, también puede cometer los mismos errores que el anterior. Los políticos necesitan una ducha de realismo por el bien de los ciudadanos. También necesitan que se les baje los humos, el sueldo, que se procure que no se aprovechen del cargo para medrar económicamente... pero ¿quién le pone el cascabel al gato? Siempre se ha dicho que el poder político beneficia antes al fuerte y poderoso que al débil. Pero es que sin poder político los débiles van a estar todavía más desprotegidos.
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